Comencemos por el principio.
Ahorrar es destinar parte de los ingresos para formar -en el tiempo y de acuerdo a nuestros objetivos- un patrimonio individual o familiar para utilizarlo en el futuro.
Existen diferentes formas de ahorrar, desde guardar el dinero en casa, en una alcancía, o en una entidad financiera a través de cajas de ahorro o depósitos a plazo fijo que son los más utilizados por la gente.
Para ahorrar de forma eficiente, se necesitan 2 cosas: disciplina y constancia, debemos llegar a crear el hábito del ahorro periódico reservando ingresos suficientes para alcanzar nuestros objetivos propuestos, y así poder cubrir cualquier tipo de necesidad cuando se presente.
Para ahorrar hay que crear el hábito de hacerlo periódicamente, ya que así podremos:
Uno, conformar un capital que, por pequeño que sea, permitirá cubrir compromisos futuros, como la educación de los hijos, la compra de una casa o terreno, solventar emergencias médicas o de otro tipo, comenzar tu propio negocio, contar con un capital adicional para tu jubilación, o simplemente mejorar tu situación financiera.
Dos, ¡alcanzar los objetivos propuestos! En un plan de ahorros ideal, lo más importante es definir la meta de por qué ahorrar y la cantidad de dinero que necesitamos para llegar a cubrir aquel objetivo planteado, con esto se hace más fácil resistir la tentación de gastar.
Tres, administrar de forma eficiente nuestro dinero, sin importar si el nivel de ingreso que tenemos es alto o bajo.
Cuatro, crear disciplina y compromiso con nuestras finanzas personales. Se trata de una decisión para el resto de la vida y un compromiso y constancia de nuestra parte para obtener beneficios a largo plazo.
Ahora que ya conoces la importancia de ahorrar…¡Manos a la obra!