En muchas ocasiones, manejar de forma inteligente tus finanzas no solamente consiste en ahorrar y privarte de gastos que mejoran tu bienestar. Es importante también aprender a gastar, sin culpa.
Puede ser frustrante trabajar un presupuesto que casi nunca se consulta ni se actualiza. Cuando llega fin de mes, solemos excusarnos de no haber alcanzado la meta de ahorro porque: “surgieron gastos”, “esa salida no estaba planificada” o “me enamoré de ese pantalón”. En ese tipo de situaciones, tu presupuesto y planificación financiera se convierten en un sentimiento de culpa, lo que hace que rápidamente pierdas interés en monitorear tus finanzas.
En este artículo te mostramos cómo elaborar un plan de hábitos saludables de gasto sin dejar de lado aquellos gastos que te dan una “satisfacción personal”.
¡Bienvenido al Gasto Consciente!
El gasto consciente es un plan o estrategia financiera que te aconseja gastar cuando quieras en lo que te gusta y a cambio recortar dinero en aquello que te importa poco. Se trata de crear hábitos positivos de gastos que contemplen aquello que de verdad te hace feliz y que incrementa tu satisfacción, sin sentir culpa a fin de mes.
La mayor ventaja de este plan financiero en comparación a un presupuesto familiar es que el presupuesto suele ser muy restrictivo respecto a los deseos personales, enfocándose solo en las necesidades y gastos esenciales. Es decir, te guía únicamente por aquello que debes gastar y no en lo que quieres gastar.
Tener un plan de gasto consciente puede ser una gran estrategia y consiste en los siguientes pasos:
Idealmente, los gastos se podrán clasificar en tres categorías:
Gastos Fijos: Aquellos que necesitas para vivir, vivienda, servicios básicos, alimentación, salud, entre otros.
Inversiones: Destina un monto para hacer crecer tu dinero, ya sea en tu propio negocio o en incrementar tus saldos en tus cuentas de Fortaleza SAFI o CAISA Agencia de Bolsa.
Pasiones y gustos: Todo aquello que consideres que mejora tu calidad de vida porque son gustos que te hacen más feliz y te motivan a seguir trabajando fuertemente en tu negocio, tu trabajo o la actividad que realices. El definir un monto para esta categoría te ayudará a entender si tus gustos son demasiado elevados en relación a tus ingresos o si los consideras como un monto razonable.
La clave para trabajar este plan es identificar los gastos que son intrascendentes o innecesarios o que no aportan valor a tu felicidad pero que siempre están presentes en tus egresos mensuales o semanales.
El objetivo final es reducirlos al máximo o mejor aún eliminarlos. En muchas ocasiones, cuando una persona cobra un salario o recibe un ingreso, en los siguientes 5 a 7 días suele realizar gastos innecesarios, solamente por el hecho de contar con recursos. Será una mejor idea reservas algo de dinero para comprar esos zapatos que tanto te gustaron y que incrementan tu nivel de felicidad.
Una vez que has clasificado tus gastos, es hora de decidir qué porcentaje vas asignar a cada uno de ellos. Para hacerlo puedes escoger entre las siguientes reglas, aunque no existe una receta mágica que se aplique para todas las personas de igual forma.
Aunque estos son porcentajes que te sugerimos para dividir tus ingresos, recuerda que este plan no es fijo y que lo mejor es configurar los porcentajes de acuerdo a tu realidad, expectativas y metas. Lo importante es que te vayas sintiendo cada vez más cómodo con tus finanzas.
Para tu tranquilidad y paz mental, este es un paso que no puedes saltar. Con un seguimiento de tus gastos te asegurarás de mantener el orden que ya has establecido previamente en tus finanzas. Sentirás la confianza de gastar libremente en lo que has planificado. Ver como sale tu dinero de la cuenta bancaria ya no será una preocupación, sino una certeza.