Un nuevo escenario económico surge luego de la invasión de Rusia a Ucrania el mes pasado. La economía global mostraba serios desafíos para reponer el comercio internacional, luego de un periodo largo de restricciones en varios países para la comercialización de materias primas. Desde el segundo semestre de 2021, las materias primas se habían disparado conjuntamente al costo de los fletes marítimos a nivel global.
El efecto de los conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania ha sido significativo. El petróleo, por ejemplo, llegó a tocar precios máximos de USD 130/barril. El impacto en todo el mundo ha sido un fuerte encarecimiento de los combustibles, llegando a disminuir el ingreso de las personas. En varios países, los combustibles se han ajustado rápidamente a una nueva realidad, llegando a multiplicarse por dos veces. El efecto que se espera es un menor consumo privado, afectando la capacidad de algunas economías de recuperar los niveles de actividad post pandemia.
En la economía boliviana, el efecto del precio del petróleo influye a las finanzas del Estado, dado que la diferencia de precios locales con internacionales debe ser cubierto con el presupuesto fiscal. Siendo que los precios se han duplicado en 2022 con relación a 2021, posiblemente será necesario incrementar el presupuesto para cubrir el déficit. Si bien es cierto que las ventas de gas natural del país tenderán a aumentar, mitigando de cierta forma el incremento de las importaciones de diesel y gasolina, para 2022 se esperaba un nivel de importaciones más alto, principalmente por el retorno a clases y la consecuente mayor demanda de combustibles.
Otro commoditie afectado ha sido el trigo. En la zona de Ucrania y Rusia se encuentra una amplia expansión de sembradíos de trigo que se dirigen al resto del mundo para la producción de bienes de panadería. Si bien Bolivia no registra comercio internacional de trigo con Europa, el efecto provino de un encarecimiento del producto en Argentina, desde donde incluso se suele registrar comercio de contrabando de este insumo. En pocos días, los productores de pan alertaron que la calidad del producto de importación no es el mismo, y que el encarecimiento del precio del trigo podría generar un desabastecimiento del pan de batalla. Este es un efecto no menor, considerando que el pan de batalla es un componente primordial en la canasta diaria de los hogares bolivianos. En todo caso, se esperaría que el encarecimiento del trigo sea absorbido por EMAPA, empresa estatal que tiene el objetivo de garantizar el abastecimiento a los productores de pan. En este sentido, el gobierno deberá destinar mayores recursos a esta empresa a fin de mitigar las desviaciones de precio.